martes, 19 de mayo de 2009

Carta Económica Semanal

RESUMEN
Hay un esfuerzo concertado para buscar genera expectativas positivas cuando los problemas sociales a nivel mundial y en el país se profundizan. Sería mucho más útil concentrar los esfuerzos en revertir lo antes posible la contracción económica y sus efectos negativos en las personas. La “prueba de esfuerzo” efectuada a los mayores bancos estadounidenses, varios de ellos salvados de la quiebra por el apoyo estatal, revelan la determinación de no enfrentar los problemas de fondo de la crisis financiera, en la esperanza que se produzca transitoriamente su recuperación. Este mismo intento de producir expectativas sobre el fin de la crisis existe en Chile. El informe de política monetaria del Banco Central finalmente con sus cifras reconoce que el país experimenta una recesión, pero acompañándolo una vez más con afirmaciones optimistas, no fundamentadas en hechos reales, de recuperaciones en el corto plazo. Pensar al país como desacoplada del curso mundial continúa siendo irrealista y conduce a no enfrentar adecuadamente la realidad existente.

Operación “optimismo”

La llamada “pruebas de esfuerzo” efectuadas a los diecinueve mayores bancos norteamericanos terminó siendo un nuevo intento de las autoridades estadounidenses para generar “optimismo”, induciendo a la conclusión que sus problemas no son tan graves como se decía. El estudio concluyó en que diez de las instituciones investigadas precisan de capital adicional por un total de US$74.600 millones. Los mayores requerimientos, de acuerdo a las “pruebas”, los tiene el Bank of America, US$33.900 millones. El socio del grupo Luksic, Citigroup, requeriría de “sólo” US$5.500 millones, que los generaría transformando acciones preferentes en poder del Estado en acciones comunes, lo cual entregaría una participación minoritaria en su propiedad. Ya en febrero había anunciado otro canje de esta naturaleza ascendente a US$52.500 millones.

El presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke, reconociendo que “la crisis reveló serias deficiencias de parte de algunas instituciones financieras”, lo cual es evidente a todas luces, se apresuró en recalcar que todos los bancos sometidos al “stress test” frente a una recesión más profunda serían solventes. La publicación de los resultados –expresó en un discurso vía satélite efectuado durante la conferencia anual de la Fed de Chicago- “permitirá que los mercados tengan mayor confianza (…) y poder tranquilizarlos de que éstos (los bancos) serán fuertes y podrán prestar incluso si la economía empeora”. Esta “no es –subrayó- una prueba de solvencia. Todos los bancos –concluyó-, incluso los que recibieron capital del gobierno, son solventes” (08/05/09).

Días después fue aún más lejos. “Muchos de los bancos –expresó en el curso de la conferencia efectuada por la Fed de Atlanta- se han adelantado correctamente al encontrar opciones del sector privado para aumentar su capital y varios han anunciado planes para nuevas inversiones” (12/05/09). La apuesta es intentar superar una crisis impulsada por los consorcios financieros con su activa participación, lo cual dejaría inmodificadas estructuras e instituciones que fueron protagonistas de ella. Ya antes de darse a conocer los resultados el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, se adelantó a afirmar que serían “tranquilizadores”. Las pruebas estimaron que las pérdidas de los bancos analizados en las condiciones económicas evaluadas como las “más severas” para los próximos dos años podrían alcanzar a US$599.200 millones, constituyendo los cargos por hipotecas el mayor monto, al sumar US$185.500 millones.

El presidente Barack Obama se sumó a la operación “optimismo”. Al divulgarse las cifras de desempleo de abril, que llevan la tasa de desocupación a EE.UU. como porcentaje de la población activa a un 8,9%, habiéndose producido desde diciembre de 2007 –cuando comenzó oficialmente “la recesión”- la pérdida de 5,5 millones de puestos de trabajo, manifestó que los datos serían “alentadores”, dado que “los engranajes de nuestra economía parecen empezar a funcionar otra vez”, aunque admitió que superar la crisis “llevará meses, incluso años” (09/05/09). El “optimismo” descansa en que durante el cuarto mes de 2009 se destruyeron 539.000 puestos de trabajo, número inferior al de marzo (699.000). No hay duda que las tasas de desempleo seguirán creciendo por un período prolongado, aunque puede ser a un ritmo más lento.

El equipo económico presidencial actuó en la misma dirección. Si bien mantuvo la proyección contenida en el proyecto de Presupuesto 2010 que la economía estadounidense se contraerá en promedio durante el presente año en 1,2% consideró que en el cuarto trimestre crecerá a un ritmo de 3.5%. “Aunque hasta ahora –expresó en su comunicado la Casa Blanca- el decrecimiento de la economía en 2009 ha sido más severo que lo pronosticado por la Administración, si el sistema financiero comienza a funcionar con normalidad, esperamos una fuerte recuperación, teniendo en cuenta lo profundo de la recesión actual” (12/05/09).

Sin embargo, los hechos a la fecha muestran que la economía norteamericana continúa contrayéndose. El déficit comercial se amplió en marzo por primera vez en ocho meses, a causa de la caída en las exportaciones, mientras que el precio de las viviendas anotaron su mayor reducción desde que se comenzó a llevar esta estadística, las ventas del comercio al detalle de abril volvieron a descender y los inventarios de las empresas se redujeron otro 1% en marzo, su séptima baja consecutiva debido a que las reducciones en las ventas siguen induciendo a recortes productivos. La quiebra de la automotriz Chrysler provocó a fines de abril el despido de 27.000 trabajadores.

“La tasa de declive –como señaló Joseph Stiglitz- se ha desacelerado. El fondo puede ser que esté cerca (…). Pero eso no significa que la economía global se halle en situación de recuperarse de manera robusta en un tiempo cercano”. Una encuesta efectuada por The Wall Street Journal lleva a la conclusión, al consultar a 52 economistas, que se necesitarán años antes de que la economía estadounidense logre una recuperación plena.

“El interés del presidente de la Fed –señaló el profesor de la Universidad de California Barry Eichengreen- (…) es impulsar a la gente a sentirse más optimista. Contrario a él y a juzgar por factores recientes –añadió-, mi lectura de las estadísticas es que las cosas siguen empeorando, sólo que a un ritmo menor. Pero no veo ninguna indicación de que hayamos tocado fondo. Lo que pasa antes de una recuperación –explicó- es que el deterioro se hace más lento, luego se detiene y después las cosas mejoran. Por ahora sólo estamos en la fase que las cosas empeoran más lentamente. Creo que es demasiado optimista –concluyó- decir que la reactivación empezará en EE.UU. en 2010” (10/05/09). A ello debe añadirse que la contracción es mucho más fuerte en otras zonas industrializadas como la eurozona y Japón y existen problemas muy agudos en otras regiones como, por ejemplo, Europa del Este.

La OCDE, que trabaja con indicadores de lo que acontecería en las 29 economías más industrializadas –de pedidos industriales, inicios de obras, horas trabajadas, comercio exterior y movimiento monetarios- sumándose a la corriente destacó que “en la mayoría de los países prosigue el deterioro del ciclo económico, pero a una velocidad menor” (12/05/09). Constatando que las mayores economías –EE.UU. Japón, Alemania, al igual que tres de los integrantes del Bric, Brasil, Rusia e India- sufren una “fuerte contracción”, destaca “signos provisionales” de recuperación o al menos una pausa en la caída, en China, Reino Unido, Francia e Italia. China es, sin duda, entre las grandes economías mundiales la que se encuentra siempre en crecimiento. Pero, el Reino Unido cayó en enero-marzo con relación al trimestre anterior en 1,9%, cifra que anualizada muestra una disminución de 7,8%; Italia –que vive un largo proceso contractivo- su PIB se redujo en comparación con octubre-diciembre en 2,4%, con una disminución anualizada de 9,6%; mientras que en Francia su Gobierno, luego de reconocer abiertamente encontrarse en recesión, anunció que revisará a la baja su estimación de 2009 de -1,5% a cerca de 3%. El mensaje optimista descansa, por consiguiente, en comparar con los niveles de caída más profunda para concluir que ella ya no se produce en la misma dirección.

El FMI entrega una visión más crítica, no considerando que la caída económica se revierta antes del segundo semestre de 2010. “Europa –manifestó el director del Fondo para Europa Marek Belka- afronta la mayor tormenta económica de su historia, y, para enfrentarla, los gobiernos deberán adoptar nuevas medidas de política económica” (13/05/09). La recuperación en algunas economías, en opinión del FMI, se produciría aún más tardíamente por el violento reventón del sus burbujas inmobiliarias –que disminuye el ahorro de los hogares y la actividad económica- y el fuerte crecimiento de la desocupación. Por ello, el documento insiste en la necesidad de impulsar medidas anticíclicas “no convencionales”.

Expectativas favorables influyen en la actividad económica real. Pero ellas para afirmarse deben corresponderse con el curso efectivo de los acontecimientos y llevar a efectuar acciones de una envergadura tal que enfrenten adecuadamente los grandes desequilibrios existentes. En definitiva, como escribió Paul Krugman, la “prueba de esfuerzo” se trata de una orientación decidida en la Casa Blanca “de lidiar con la crisis financiera, en la esperanza de que los bancos puedan llegar a recuperarse”, aprovechando que “están prestando a unos tipos de interés elevado y están pagando apenas intereses por los depósitos (con garantías del Gobierno)” (09/05/09). “Estamos tomando medidas a medias –explicitó- que ayudan a estimular la economía sin recuperarse totalmente, y estamos viendo medidas que ayudan a los bancos a sobrevivir (…)” (12/05/09). Si el esquema da resultado los bancos se recuperarían y obtendrían elevadas ganancias. Si fracasa, en cambio, el costo será de los contribuyentes.

Estas políticas de dar resultado conducirían a que los mecanismos de funcionamiento de los grandes bancos estadounidenses, factor determinante en la magnitud de la crisis financiera, permanecerían inmodificados. “Las perspectivas de que se lleve a cabo una reforma financiera fundamental- concluyó Krugman- están evaporándose”. “Los bancos que se consideran demasiados grandes para quebrar –llamó la atención el ex economista jefe del FMI Simon Johnson- ahora deben considerarse demasiado grandes para existir” (08/05/09). Es el paso que la Casa Blanca y la Fed no han querido dar. “A menos que el presidente Barack Obama y otros jefes de Estado puedan encontrar una manera de disminuir los gigantes de las finanzas globales a tamaños manejables -comentó por su parte Business Week-, los contribuyentes ciertamente tendrán que pagar la cuenta por más rescates en el futuro” (08/05/09).

Un esfuerzo similar de generar un cambio en las expectativas es el que se efectúa en Chile encabezado por la presidenta de la República Michelle Bachelet. Luego de afirmar que “nunca dijimos que el país estaba blindado” y que Chile se habría adelantado “a la llegada de los efectos de la crisis”, ambas aseveraciones desmentidas por los hechos, aseguró que el país podría “iniciar su recuperación este año. Esto –agregó- no es puro voluntarismo y hay bases objetivas para afirmarlo”. Hace “dos meses – ejemplificó – en que la economía, ajustando por estacionalidad, creció “respecto del mes anterior”, lo cual constituiría “una señal de que a lo mejor lo peor de la crisis pudiera haber pasado” (08/05/09).

La presidenta utiliza el “termómetro” que su ministro de Hacienda descartó cuando las cifras trimestrales del producto desestacionalizados y anualizadas entregaban en el segundo semestre de 2008 cifras fuertemente negativas y, en cambio, comparado en doce meses los niveles de actividad proporcionaban todavía cifras positivas ¿Qué aconteció? Como era inevitable usando este “termómetro” en el primer trimestre del año el producto pasó a ser también negativo. El Imacec de marzo del Banco Central lo confirmó. El crecimiento en el primer trimestre fue inferior a los mismos meses de 2008 en 2,2%. Entonces, ahora, se trata de comparar con febrero que en ese lapso registró la caída en doce meses más acentuada para afirmar que la desaceleración se estaría reduciendo y la tendencia sería a la estabilización.

El informe de política monetaria de mayo del Banco Central, por fin, reconoció en la práctica que en 2009 la economía chilena entrará en recesión, pero intenta aminorar esta constatación señalando que “la recuperación debería comenzar a apreciarse con mayor nitidez a partir del trimestre en curso”. Agregando que ya “en el curso de la segunda mitad de 2009 (…) el crecimiento anual de la actividad retornará a valores positivos, más cercanos a su crecimiento de tendencia (…)”. Se trata del mismo organismo que en septiembre de 2008, cuando pocos días después como consecuencia de la quiebra de Lehman Brothers se desató un pánico global generalizado, anunciaba que la economía chilena crecerá en 2009 entre 3,5% y 4,5%. Y que en enero pasado, en medio de la mayor caída en los niveles de actividad en el mundo, sostenía que el PIB del país aumentaría en el año entre 2% y 3%.

El curso de la economía chilena –como todas- está muy influida por la evolución de la economía mundial. En un año de recesión global y cuando las mayores economías industrializadas aún no tocan fondo en su caída no existe una base real para sostener que ya se habría superado “lo peor de la crisis”. Menos aún cuando al llegar al punto más bajo no significa que la economía inicie un repunte significativo y cuando se sabe que, indicadores sociales importantes, como el desempleo, seguirán entregando números rojos cada vez mayores por bastante tiempo.

Incluso China enfrenta el problema, ya que a pesar de sus fuertes medidas para estimular la demanda interna, sufre los efectos negativos de la caída en la economía global. En abril sus exportaciones disminuyeron por sexto mes consecutivo, en comparación con doce meses atrás, en un 22,6%. En marzo, el descenso fue de 17,1%. En opinión del presidente de Morgan Stanley para Asia, el destacado economista Stephen Roach, el gobierno de Beijing estaría cometiendo un error de cálculo al presuponer “un rebote clásico en la demanda global. Eso dejó a China –afirmó- mal preparada para lo que podría ser la característica definitiva del mundo post crisis: una falta duradera de demanda externa conducida por Estados Unidos” (13/05/09). Las políticas internas deben asumir plenamente en todos los países que se enfrenta una situación inédita desde la Segunda Guerra Mundial, un crecimiento económico negativo causado por la contracción de la demanda mundial, porcentaje importante de la cual se origina en las grandes economías industrializadas.

HUGO FAZIO

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